Rampas con demasiadas pendientes, veredas y pistas con desniveles, en mal estado, espacios estrechos, estacionamientos sin
señalización, avenidas sin señalética adaptada,
son los obstáculos que día a día los más de 1 millón 300 mil limeños con discapacidad se encuentran de
frente en las calles de Lima, una ciudad poco amigable e inclusiva.
El arquitecto Jaime Huerta nos da sus opiniones de especialista sobre
el nivel de accesibilidad que tiene la ciudad de Lima. “Lima es una ciudad enemiga de las personas
con discapacidad. No hemos tenido trabajo en accesibilidad física a excepción
de las municipalidades de Miraflores y San Isidro. El transporte aún sigue
siendo inaccesible. Aunque el Metropolitano y el Tren Eléctrico han significado
un cierto avance, sin embargo persisten los problemas, el sistema no está
pensado de manera integral. En el caso del Metropolitano, por ejemplo, los
buses alimentadores no están adaptados para personas con discapacidad, en los
paraderos no hay suficientes rampas, el terreno de las vías contiguas es
irregular para que una silla de ruedas pueda avanzar sin problemas”, dice el arquitecto
Jaime Huerta que luego de haber sufrido un accidente quedó inmovilizado de las
caderas hacia abajo, convirtiéndose en usuario de silla de ruedas.
Huerta menciona que los problemas de accesibilidad dependen de las municipalidades
que son las que otorgan los permisos para las construcciones. “Algunas de ellas
tienen ordenanzas sobre accesibilidad, sin embargo, no existe una fiscalización
posterior que las haga cumplir. Hay una serie de sanciones a las omisiones de
las normas pero hasta hoy no se han puesto una sola”, dice.
Desde 1978 existen leyes urbanas y arquitectónicas públicas y de uso
público que no se cumplen. Los edificios del “boom inmobiliario”, por ejemplo,
sólo están obligados a construir rampas hasta el hall de los ascensores, dice
el arquitecto. “En los programas de departamentos de Mi Vivienda y Techo Propio
no se cumplen las normas de accesibilidad. En el primero, porque las puertas
son muy estrechas para un usuario de silla de ruedas y en el segundo, porque
las escaleras, por lo común, son de caracol. Por estandarizar y hacer las
construcciones más baratas se han olvidado de las personas con discapacidad”,
señala.
La accesibilidad no sólo se refiere a la accesibilidad física sino a la
sensorial. La ciudad no tiene ningún tipo de señalización de las calles para los
ciegos. Tampoco existen señales visuales para los sordos.
“Una ciudad accesible debe tener rutas accesibles, debe tener rampas en
sus pistas para las personas con sillas de ruedas, un transporte accesible, los
edificios deben tener accesibilidad en los sitios donde se atienden a las
personas. Se requieren intérpretes de señas, al menos en las instituciones del
Estado, que haya una señalética adecuada para los ciegos. Se requieren
estacionamientos accesibles. Los establecimientos como los centros comerciales
y restaurantes deben tener servicios higiénicos accesibles”, señala el
arquitecto.
Son varias las leyes y normas que no se cumplen respecto al problema de
la accesibilidad. Aquí están: la Ley N°27050, Ley General de Personas con
Discapacidad, que debería aplicar sanciones por su no cumplimiento, la norma
A120 que regula todas las formas de cómo
se debe construir las edificaciones de forma accesible, la ley que regula los
estacionamientos para personas con discapacidad y la atención preferencial.
Algunas de ellas no se cumplen porque no hay un reglamento.
Huerta dice que San Isidro sería el distrito más accesible, seguido por
Miraflores. Sin embargo, el círculo vicioso de la discapacidad: a más pobreza,
más discapacidad y más inaccesibilidad se reproduce en los distritos más
pobres, en los conos de la ciudad. “Los distritos que tienen cerros son
inaccesibles. Los alcaldes inauguran escaleras que no auspician una verdadera
inclusión, dice el arquitecto.
Si nos comparamos con otros países, por ejemplo, “en Estados Unidos
existe una ley muy estricta llamada ADA (Acta para personas con discapacidad en
español) que es de estricto cumplimiento. Se sanciona con 500 dólares de multa
por ocupar el estacionamiento de las personas con discapacidad, si se
discrimina a unas personas con discapacidad con seguridad te llevan a juicio. En
New York hay ómnibus especiales para personas con discapacidad”, dice Huerta.
Finalmente, el arquitecto menciona que no existe un conocimiento del
Estado sobre el tema de discapacidad. Las normas sobre el tema se lo dejaron a
los médicos y luego a los funcionarios que no tienen ni idea de lo que
significa realmente una ciudad accesible.
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