“Lima Sin Barreras” es una campaña que busca desarrollar diversas acciones de sensibilización para avanzar en la construcción de una ciudad accesible e inclusiva para las personas con discapacidad.

martes, 20 de noviembre de 2012

¿Cómo acercar la cultura a las personas con discapacidad?



No sólo la accesibilidad a espacios físicos, al empleo, el trabajo o la salud está fuera del alcance de la población con discapacidad. La distancia para el acceso a la cultura también es  grande. Accesibilidad no sólo significa construir una rampa también significa abrir espacios para el acceso al arte y a la cultura.

El Centro Cultural de España en Lima (CCE-Lima) es uno de los pocos espacios de la ciudad que se está adaptando para atender a personas con discapacidad. Su director, Juan Sánchez, considera que una de las prioridades del centro cultural es “contribuir al desarrollo de la cultura con un centro inclusivo, dirigiéndonos a los públicos más diversos. Creemos que las personas con discapacidad deben tener acceso libre a la cultura”.

Desde su portal web, el CCE-Lima ha incorporado un software de lectura para personas ciegas de sus diversas actividades, charlas, conferencias, presentaciones de libro. ¿Cuánto les costó? Juan Sánchez señala que este software es gratuito y está disponible online. No habría ningún pretexto para las páginas webs, al menos las estatales debieran incluir este software, sin embargo no lo hacen, el discurso de inclusión no llega al sector poblacional con discapacidad. 

El Centro Cultural de España también ha adaptado la Agenda del Mes en sistema Braille, el  mismo que se encuentra disponible en el local.  Hay que recordar que más de 300 mil peruanos tienen discapacidad visual.

Para facilitar el ingreso de los usuarios de sillas de ruedas se han dispuesto rampas en los exteriores, el auditorio principal también tiene un espacio especial para este público y aunque aún  faltan varias adaptaciones, Sánchez señala que las reformas que se han hecho hasta el momento forman parte de sus planes de inclusión. “La cultura no debe excluir, nosotros estamos haciendo todos los cambios y adaptaciones para que las personas con discapacidad puedan disfrutar de la cultura de forma gratuita”, dice.

Las personas con discapacidad auditiva también tienen acceso a las actividades del centro. Según el último Censo del INIE, del 2007, alrededor de 150 mil peruanos eran sordos y ningún museo del país tenía un intérprete de señas.  Sin embargo, desde hace un año todas las conferencias, charlas y presentaciones de libros del CCE-Lima cuentan con un intérprete de lengua de señas. En el auditorio principal hay cuatro butacas separadas de antemano para personas sordas ubicadas muy cerca al estrado para poder ver mejor al intérprete. El centro cultural cuenta además con personal capacitado por la Asociación de Sordos del Perú para comunicarse con este público. Sánchez señala que uno de los proyectos a corto plazo es auspiciar actividades mensuales dirigidas especialmente a ese público. 

Debido a que el CC España es una casona antigua aún faltan hacer una serie de remodelaciones para hacerla más accesible como la instalación de un ascensor para los pisos superiores, señalética de sistema Braille en las salas de exposiciones, entre otras para hacer de la casona un centro plenamente inclusivo. “Aún está pendiente la adaptación de los baños, de la biblioteca y de los carteles en sistema Braille”, dice el director.

El paso aún es lento. En el país no todos los centros culturales, los museos o las bibliotecas están adaptados. Sólo hay 30 intérpretes en las entidades del Estado y si bien en la Biblioteca Nacional hay una sala especial para personas ciegas, el Museo de la Nación recién ha adaptado este año una sala para los usuarios de sillas de ruedas debido a la gestión e insistencia de la asociación “Musas inspiradoras del Cambio”,  integradas por mujeres con discapacidad. Similar reclamo fue hecho hace poco al Museo de Arqueología para que adapte sus vitrinas a una altura más cómoda para los usuarios de sillas de ruedas.
 
La accesibilidad es un derecho esencial para la inclusión social, la no discriminación y la igualdad de oportunidades. La discriminación nace de la ausencia de accesibilidad a entornos físicos, a la información y a la comunicación. Hay que recordar que el  13% de las familias de Lima tienen algún miembro con discapacidad. 

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